La ansiedad nos afecta a nivel relacional
La ansiedad no solo afecta a nivel interno, también tiene un gran impacto en cómo nos relacionamos con los demás.
¿Cómo se manifiesta la ansiedad en nuestras relaciones?
1. Miedo al rechazo o al juicio
Cuando vivimos con ansiedad, podemos sentir que los demás nos están evaluando todo el tiempo. Esto genera:
Inseguridad constante en los vínculos
Necesidad de agradar o evitar conflictos
Sobreanálisis de lo que otros dicen o hacen
2. Hipervigilancia emocional
Estamos siempre “alerta” a señales de desaprobación, enfado o abandono. Esto puede llevar a:
Reacciones intensas ante cosas pequeñas
Malinterpretar silencios o distancias
Pedir validación frecuente
3. Dificultad para poner límites
El miedo a molestar, decepcionar o ser rechazadas puede impedirnos decir “no” o expresar lo que necesitamos. Esto crea:
Relaciones desbalanceadas
Cansancio emocional
Sensación de no ser auténticas
4. Dependencia emocional o evitación
Algunas personas con ansiedad:
Se vuelven muy dependientes del otro (buscan seguridad fuera)
O hacen lo contrario: se aíslan por miedo a sufrir
Ambas formas son intentos inconscientes de protegerse del dolor relacional.
5. Autoexigencia social
Sentimos que debemos estar siempre “bien”, ser interesantes, amables, productivas... lo que agota y desconecta de lo auténtico.
¿Por qué ocurre esto?
Porque el sistema nervioso ansioso interpreta el vínculo como un posible peligro, especialmente si hubo heridas emocionales en la infancia (rechazo, abandono, invalidación, exigencia...).
La ansiedad nos hace creer que debemos “hacer más” para ser queridas, vistas o aceptadas. Pero eso nos aleja de relaciones sanas y del contacto verdadero.
¿Qué ayuda?
Terapia que trabaje el origen (traumas relacionales, heridas de infancia)
Ejercicios de regulación del sistema nervioso
Aprender a reconocer lo que sentimos sin juzgarnos
Relacionarnos desde la presencia, no desde el miedo
Aquí tienes una selección de ejercicios prácticos y accesibles para ayudarte a reducir los síntomas relacionales de la ansiedad, especialmente útiles si sueles sentirte insegura, hipervigilante, con miedo al juicio o te cuesta poner límites en tus relaciones:
1. Ejercicio de anclaje previo a un encuentro social
Cuándo hacerlo: antes de una reunión, cita, conversación difícil o situación donde te activas mucho relacionalmente.
Cómo hacerlo:
Siéntate con los pies bien apoyados en el suelo.
Coloca una mano en el pecho y otra en el abdomen.
Respira profundamente 3 veces, contando: inhala en 4, exhala en 6.
Repite en voz interna:
“Estoy aquí. No tengo que ser perfecta. Solo necesito estar presente.”
Beneficio: Te ayuda a regular tu sistema nervioso antes de exponerte a situaciones que pueden disparar ansiedad social.
2. Explora tu “espacio seguro relacional”
Cuándo hacerlo: cuando sientes que te cuesta confiar o relajarte con los demás.
Cómo hacerlo:
Cierra los ojos e imagina a una persona (real o simbólica) con quien te hayas sentido segura.
Visualiza su rostro, su tono de voz, cómo te miraba.
Nota qué sensaciones corporales te despierta esa imagen.
Si puedes, colócate los brazos sobre el pecho en forma de abrazo.
Beneficio: Reactiva memorias de seguridad vincular y regula la amenaza relacional.
3. Respuesta segura vs respuesta automática
Cuándo hacerlo: después de una interacción que te dejó incómoda o ansiosa.
Cómo hacerlo:
Escribe brevemente lo que pasó.
Luego contesta estas preguntas:
¿Qué interpreté en ese momento?
¿Qué parte de mí reaccionó?
¿Cómo habría respondido si me sintiera segura?
Ahora, imagina qué hubiera dicho o hecho tu “yo seguro”.
Beneficio: Te ayuda a diferenciar entre reacción automática (protección) y una respuesta basada en presencia y calma.
4. Práctica de autoafirmación en vínculos
Cuándo hacerlo: cuando te cuesta poner límites o sientes culpa por priorizarte.
Frases para repetir:
“Tengo derecho a necesitar espacio.”
“No tengo que responder de inmediato.”
“Mi valor no depende de la aprobación de los demás.”
“Puedo estar en desacuerdo y seguir siendo valiosa.”
Puedes escribirlas, decirlas en voz alta o tenerlas como fondo de pantalla.
5. Movimiento lento + contacto
Cuándo hacerlo: si sientes hiperactivación tras un conflicto o interacción.
Cómo hacerlo:
Camina lentamente durante 2 minutos, sintiendo cada paso.
Luego siéntate, pon tus manos sobre tu pecho o muslos y aplica una leve presión.
Di: “Aquí estoy. Estoy a salvo. No necesito defenderme ahora.”
Beneficio: Frena la respuesta de lucha/huida vinculada al sistema nervioso simpático.