El duelo
¿Qué es realmente el duelo?
El duelo es un proceso natural y necesario, no es solo tristeza por una pérdida. Es una respuesta emocional, física y profunda ante cualquier experiencia que implique soltar algo o a alguien importante: una persona, una etapa, un vínculo, una versión de ti misma.
Puede aparecer tras la muerte de un ser querido, una separación, un aborto, una enfermedad, un cambio de vida, una pérdida laboral, o incluso tras dejar una versión antigua de nosotras mismas.
No sigue etapas ordenadas, a veces hay rabia, luego calma, luego tristeza, luego confusión. Todo junto. Todo mezclado. Y todo válido.
¿Por qué duele tanto?
Porque el cuerpo y el alma necesitan entender que algo ha cambiado para siempre.
Y esa comprensión no es racional. Es emocional, física, energética. El duelo duele porque parte de nosotros tiene que soltar algo que no quiere soltar.
¿Cómo se trabaja en terapia?
En terapia, no buscamos que “superes” el duelo.
Lo acompañamos, lo validamos, lo integramos.
1. Validando la experiencia
No hay una forma correcta de vivir el duelo. En terapia creamos un espacio donde puedes sentir sin juicio, sin prisa, sin exigencias.
2. Dando nombre a lo que sientes
Muchas personas no saben que lo que les pasa es duelo. O creen que ya “deberían estar bien”. En terapia identificamos qué parte de ti está en pérdida, y qué emociones están presentes.
3. Escuchando al cuerpo
El duelo también se manifiesta físicamente: falta de energía, insomnio, opresión en el pecho, nudo en la garganta. A través de técnicas somáticas, ayudamos al cuerpo a expresar y liberar lo que
no puede decir con palabras.
4. Dando espacio al vínculo.
No se trata de olvidar, sino de redefinir el lugar que esa persona o experiencia tiene en tu vida. Honramos lo vivido, incluso si dolió. A veces duele lo que fue hermoso. Otras, lo que no pudo ser.
El vínculo puede estar lleno de amor, de dolor, o de ambos. Todo merece ser mirado sin juicio.
¿Y si siento que no avanzo?
Es normal. El duelo no se acelera ni se fuerza.
A veces, lo único que necesitas es que alguien te escuche de verdad.
No para decirte “todo pasa”, sino para sostenerte en lo que duele, hasta que deje de doler tanto.
Acompañar el duelo no es empujarte a soltar.
Hacer el duelo no es olvidar, es recordar sin dolor. Es quedarme contigo hasta que tú sientas que puedes.
Si estás en un proceso de pérdida o cambio profundo, te acompaño.
No desde el juicio, sino desde la presencia.
No con fórmulas, sino con escucha.
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